En 1569, William Cecil, secretario real y principal ministro de Inglaterra, estaba convencido de que se estaba orquestando una gran conjura para exterminar a los gobernadores protestantes de Europa. En ella, los principes obedientes a Roma serian los ejecutores de un vasto plan para borrar la Reforma. Las sospechas deWilliam Cecil parecian un tanto fabulosas y al rogar a su soberana que asumiese una accion decidida en defensa de la religion reformada, no podia por menos de advertir que el mundo estaba cambiando, obligando a adaptarse a unas nuevas circunstancias.
La ruptura religiosa habia abierto grietas y fisuras en la Cristiandad, un espacio que empezaba a amenazar ruina, aunque hasta mediados de Siglo fueron pocos los que tomaron en cuenta este hecho.
Sera en este periodo, cuando los principes arrebataron prerrogativas pertenecientes a la Iglesia, convirtiendo la fe en un "instrumentum regni", transfomandola en un instrumento para el reino, al servicio de la politica y en motivo de guerra.
Por tanto, su analisis se convirtio en reflejo del profundo cambio de este periodo tan conflictivo.
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